Marta Marín en su texto sobre la lectura de textos de estudio, pensamiento narrativo y pensamiento conceptual, nos habla a modo de introducción de la preocupación que hay a nivel académico al momento que estudiantes egresados de bachiderato ingresan a los espacios académicos sin la mínima idea de escribir y originar buenos textos que sean dignos de ser llamados académicos; sino al contrario los estudiantes que ingresan a los sistemas de la universidad vienen arrastrando con la mínima noción de lo que es un texto académico, y es allí donde la autora según sus investigaciones piensa que la mayoría de los estudiantes fracasan en sus primeros exámenes, porque los profesores de la universidad no encuentran en ellos expuestas sus ideas de una manera “limpias y claras”, sino una mera transcripción del texto leído y además muy pobre. Marta Marín argumenta que es importante que el profesor de la universidad se ocupe de este problema y se considere necesario “instaurar tempranamente modos de leer reflexivos y analíticos que propicien el desarrollo del pensamiento conceptual, así como el conocimiento de los diversos dispositivos del lenguaje que se usan en los textos académicos para configurar significación.”
Ese pensamiento narrativo y pensamiento conceptual, el cual se nombro en el párrafo anterior, ella lo abarca al referirse de que en los primeros años en el que el niño se comienza a alfabetizar es excesivo el uso de textos narrativos para enseñarles a los niños a leer e “interpretar”, pues el uso de cuentos, fabulas, leyendas, novelas, mitos, entre otros, se repiten una y otra vez en el año escolar, además que las preguntas que le hacen al niño para evaluar su interpretación del texto leído no va mas allá, sino que son la típicas preguntas de ¿cual es el personaje principal y secundario? ¿En qué ambiente se desarrollo la obra?, preguntas vacías que van en el orden de la propia lectura y que en realidad no deja mucho que desear. Pero al hablar del pensamiento conceptual, Marta Marín se refiere a que “pensar conceptualmente consiste en establecer relaciones de paralelismo, inclusión, simultaneidad, simetría, causalidad”. Es decir es ir más allá del texto donde el estudiante pueda jugar con el mismo, comérselo, interpretarlo, estudiarlo, al mismo tiempo de que aprende y es significativo para su aprendizaje, para ello deben hacerse preguntas interesantes donde el alumno se vea obligado a interpretar e ir adquiriendo el conocimiento de la lengua y no a la simple transcripción, un ejemplo de esas preguntas puede ser: “¿Cuál es el concepto que se explica en el primer párrafo? Transcriba los segmentos que le servirían para formular una definición de ese concepto. Escriba la definición” aquí se puede observar que se le pide al alumno un análisis posterior de lo leído, es decir que relea lo planteado en el texto para que al final desde sus puntos de vista pueda escribir su propia definición.
Para concluir Marta Marín hace un llamado a la escuela, pues esta debería “abandonar los modos puramente extractivos y reproductivos de leer, pero no basta solo con abandonarlos, sino que es necesario guiar los procesos de comprensión y de conceptualización” es decir trabajar con lo lingüístico y no atender solo los conocimientos disciplinares.
Por lo tanto lo que propicia la alfabetización académica es que los estudiantes puedan verse a sí mismos como participantes de una comunidad de conocimientos. Una vez más se trata de pensar la alfabetización como factor de inclusión social.
Gisela Méndez
Cátedra: Gramática y Composición
